Hola, soy adolescente de 17 años y tengo síndrome de aperger.

Vine aquí con la idea de desahogarme contando mi historia para que la gente sepa como es el mundo desde la vista de una persona con síndrome de aperger.

Desde donde yo recuerdo, era niño de 5 años feliz que asistia a la escuela, en ese momento solo me importaba pasarlo bien y sentirme querido, lo normal de esa edad, es que se fueran haciendo amistades en la escuela, pero digamos que yo estaba en mi mundo y solía hablar hablar con mis compañeros.

Cuando estaba en primaria fue cuando descubrí que tenía el sindrome de asperger (muchos se preguntaran que es, pues básicamente es una discapacidad caracterizada porque los que la padecen tienen problemas para socializar) estaba sentado fuera de la clase ya que mi madre había ido a hablar con la profesora en una de esas típicas tutorías y entonces mi madre le dijo a la profesora que tenía ese sindrome, cuando me enteré me eché a llorar ya que pensaba toda mi vida que era un nió normal hasta ese momento.

En la secundaria todos tenían su grupo de amigos de la escuela menos yo, quien solo conservaba 3 ó 4 amigos de la infancia. En esa época intenté acercarme más a mis compañeros de clase, pero desgraciadamente ellos no querían, no fuí víctima de acoso escolar, simplemente era ignorado por todos a tal punto que parecía que no existía en la clase, siempre que cometía un fallo todos se reían de mí, siempre que quedaba alguien sin asignar a un trabajo de equipo, ese era yo. Mis compañeros tenían una imagen de mi que no era la correcta, siempre decían en voz baja "es su culpa por no querer tener amigos" pero no era así, para mí eran ellos los que no querían ser mis amigos.

Cuando llegué al instituto la cosa fue mejor, iba con mi mejor amigo de la infancia al instituto y pensé que por fin podría llevar una vida normal, aunque desafortunadamente no caimos en las mismas clases pude hacer algunas amistades. 

Pero la cosa no termina tan felizmente ahí, desgraciadamente caí en la clase de una excompañera de mi colegio que tenía mucha influencia de la clase y empezó, digamos, a convencer a mis amigos de instituto que no fueran más mis amigos y empezó a exparcir rumores por la clase, volviendo de nuevo a la soledad y tristeza de la secundaria.

Hoy, mis amigos de la infancia me han dado la espalda, no sé que hacer, estoy llorando, no sé como afrontar mi futuro.

Por lo que tal vez la única solución sea suicidarme.

Si algo he aprendido de esta vida, es que vivimos en una sociedad en la que es más difícil deshacerse de un prejuicio que de otra cosa.