Si, tengo una opresión en el pecho tan fuerte que ni gritando se va.

Si, siento que en mi garganta hay un fuego tan grande como el de mis angustias, un fuego el cual me sofoca y me ahoga al no gritar que estoy mueriendo por dentro.

Si, mi ansiedad es tan grande que me provoca rasguñarme los brazos y golpearme a mi misma para así sentir un poco de alivio, tan grande es que si no lo hago me siento a explotar.

Si, puedo estar feliz porque alguien me dio un cumplido y después estar tan triste porque en el receso nadie se digna a verme a mi, ni mis ojos, hasta punto de sentir que caigo en un vacío y solitario pozo en el cual soy ignorada por todos.

Si, me odio a mi misma, y mi físico no es lo principal que odio de mi porque, déjenme decir que no, no soy la típica chica tímida que sufría de bullying, no yo no soy ella. Yo soy mala, me encanta tentar a la gente, orillarlas a hacer cosas que no lo harían sin que yo los incitara a hacerlos, y lo que más odio de mi, soy todo mi ser, porque si, soy mala y no lo oculto.

Si, cuando era niña le decía a mi mamá que me quería morir, y si, lo siguió queriendo ahorita.

Si, siempre desee las cosas de los demás, pero mi mayor deseo siempre fue y será el no ser yo.

Si, tengo un alma lastimada, y tengo una cicatriz en mi mejilla bajo mi oreja que es prueba de ello, pero la más grande de todas las pruebas está en mi corazón.

Si, la gente no me hizo así, siempre he sido una perra egoísta que deseaba el mal en su vida para así tener un motivo o justificación de porque soy quien soy.

Si, nunca he estado satisfecha conmigo misma,

Y si, me odio.