Hasta hace unos cuantos pocos meses nunca recé, si acaso, cuando era niño, el "ángel de mi guarda". Crecí y viví como un descreído, hasta que la vida me puso en condición de suplicar.

Si pasas por aquí sólo por ocio, y por casualidad lees esto, permíteme darte un pequeño consejo: siempre cree en alguien o en algo superior a tus fuerzas, aunque sea en la fuerza de la gravedad, aunque sea en Supermán.

De esta manera, si la vida te da un vuelco repentino, como en mi caso, dicha fuerza superior no bajará del cielo y solicionará tus problemas, pero sí puede hacer las veces de un asidero que te permita soportar cualquier circunstacia por terrible que ésta sea.

Para mí, ya es tarde.