Yo fui feliz, tuve todo lo que podía desear, no era demasiado, no, pero sí más de lo que necesitaba para simplemente ser feliz, ¿es necesario más? no señor, no lo es.

Y entonces ¿qué pasó? ¿qué convirtió a un hombre común pero satisfecho en el manojo de nervios que ahora es? Simple, una broma, una broma macabra de la vida.

- ¿Por qué a mí doctora Godínez? ¿por qué tenía que pasarme esto a mí? - le pregunto a la terapeuta con el llanto a punto de brotar de los ojos.

- ¿Y por qué no? - responde ella, y agrega - ¿acaso eres infalible? ¿acaso no estás tú, como todos, sujeto a la desgracia?

- Sí - respondo - A cualquiera pudo haberle pasado, pero ¿por qué a mi?

- ¿Y por qué no? - repite ella.

La terapia es así: date cuenta de que no eres tan especial, y aprende a vivir con el hecho de que una chanza, una simple chanza, te jodió la vida.