Desde el principio siento que mí nacimiento no fue más que una forma de intento para arreglar la relación tóxica que llevaban mis papás. Por supuesto que no funcionó, y desde que nací tuve que soportar vivir situaciones de máxima violencia que ningún chico merece. Vi a mí papá intentar matar a mí mamá, lo vi golpear a mí hermano por su condición sexual, incluso lo vi apuntarnos con un arma. Las peleas eran cosa de todos los días, también me pegaban (y mucho), y así me tocó crecer hasta más o menos los 10 años. No vi a mí papá por unos años, y vi a mí mamá pasarse días en la cama llorando. Mientras todo esto ocurría, yo crecía.
A los 17 años mí enojo era enorme, sentí la falta de amor de los que me rodeaban. Siempre con la idea de que sola podía, y sola superaba todo.
Hoy, con 25 años, después de miles de horas pensando en la soledad, siento que todas esas cosas no sanaron, sino que las guardé abajo de la alfombra. Siento que mí familia ya rehizo su vida, y yo no puedo dejar de vivir en el dolor de mí pasado, y en la falta de amor con la que crecí, a veces siento culpa.
A diario tengo la idea constante de querer terminar con mí vida, pero nunca llego tan lejos, sólo fantaseo con la idea, busco la forma en la que deseo hacerlo, e incluso he llegado a escribir despedidas (muy tonto, no?).
En este momento de la vida me siento sola, me siento vacía, con una relación sentimental (que generó muchísimo) que acaba de terminar, con muchas cuestiones del pasado que me pesan, con recuerdos e imágenes que no puedo dejar de recordar. Pero principalmente, con un enorme deseo de terminar con todo, con vivir.