No soy suicida ni mucho menos (aún no), pero desde hace algunos años he estado sufriendo algo que yo denomino auto-bullying. No porque a mi me guste lastimarme o que me lastimen, para nada, sino porque mi personalidad (en mi consideración) ha creado un aura que no deja al resto darse cuenta de que también soy humana (suena loco lo sé).
Pondrán ser imaginaciones mías pero mi entorno sabe cómo utilizar las palabras precisas para hacerme olvidar mi condición humana, ¿acaso soy una máquina???? ¿acaso yo no siento dolor alguno????? Esas preguntas pasan por mi mente como la misma sangre. Bien, yo no pido que las personas me concientan y finjan que les importa porque en todo el tiempo que llevo viva me he dado cuenta que para ellos es más importante ser escuchados que escuchar.
No sé si para ustedes sea un factor común, pero yo siempre que tengo la oportunidad de hablar un tema que realmente me afecta: o bien me cuentan sus propias experiencias o la situación termina siendo mi culpa. No digo que no lo sea tampoco, de hecho sí lo es pero por sentido común esperaría que al menos se mantengan en silencio y sólo escuchen... escuchen, escuchar eso es todo.
Creo que en menos de tres meses mis ánimos han bajado como un pichón que nunca aprendió a volar, aún no choco con el piso pero inminentemente sucederá; tengo menos apetito, más amargura, más quemiportismo, ya nada me llena, no pienso en el futuro como mis compañeros que ya se van a graduar y realizar su ansiada vida, pero sobre todo... ya no soy feliz. Ni con el ser que más amo (mi gata), ni con mis hobbies favoritos (la música y el arte), ni con nada. Lo único que siento ahora es culpabilidad. Pensar que todas las desgracias del resto se dan por mi culpa, que nunca llegaré a ser lo suficientemente buena para devolver favores.
Realmente es una lástima... mucha gente se aferra tanto a la vida y yo la desprecio sin más, tanto que ya no la soporto pero me aguanto porque sé que aun no es el momento porque quiero darle una oportunidad a una nueva etapa en mi vida que pronto llegará. Quiero conocer a nuevos desgraciados y confirmar mi teoría de la humanidad, de esta asquerosa especie a la que pertenezco por desgracia mía y por desgracia tuya.
Ahora bien, les quiero contar algo más... Hay personas que sí me tienen un aprecio indescriptible pero hace unos días tuve una discusión con una de ellas:
Como ya les mencione, mis días no son precisamente siempre soleados y hay veces que no la paso bien de igual forma, mi personalidad es tan marcada que mi entorno piensa que sigo siendo yo y me ignoran o me tratan como siempre. A todo esto, esta persona que les digo se da cuenta de ello pero... ummm... en realidad, de manera negativa. Lo que para mí es luchar contra mis propios demonios, tratar de reponerme y continuar respirando, para esa persona es sinónimo de que estoy enojada con ella y en vez de apoyarme me ignora haciendo de mi vida más miserable.
Es aquí donde entra mi pregunta, ¿hasta qué punto le importas a alguien? A simple inspección esto es lo que las generalidades conocen como "un falso amigo" y les creo, de hecho. La verdad quisiera que su apoyo se de cuando estoy pasandola mal y no recibir una espalda en su defecto que de esas ya tengo muchas.
Sé que mi problema es uno más en muchos y que evidentemente hay personas que la están pasando peor que yo. Muchos me han de decir que me aleje de esa persona o que trate de hablar con mis padres o lo que sea, ya lo he intentado y en serio no me ayuda en nada pero gracias de antemano. A este punto de la vida no sé lo que espero. Sé que escribo esto porque tengo la oportunidad de estar presente y que con suerte alguien me vea, pero personas bellas del planeta Tierra, la verdad es que el único sentido a la vida como humanos sería hacer algo positivo por la Tierra en comunidad o poder aferrarse tanto a algo o alguien que tu vida se vuelva un manantial de euforia sólo por eso. Por otro lado, sólo es gastar oxígeno y romper más a este planeta. El miedo a la muerte es irracional cuando ya no le encuentras sentido. Más bien es el miedo a cómo voy a morir que a morir en sí.