Desde los ocho años empezó mi pesadilla... Aún recuerdo cuando caminaba con papá por la primavera de mi hogar, un poco alejada de la ciudad... flores amarillas en el suelo, tiempos que no volverán.
El desempleo llegó a nuestra familia de clase media-baja para ese entonces, recuerdo como preocupados buscaban mis padres la forma de darnos de comer, a mí y al diablo de mi hermano.
Unos dos años hasta que todo mejoró un poco en cuanto lo económico, pero las heridas que causaba mi hermano golpeándome fueron creando cierta apatía hacia la vida, indefensa, al saber que nadie me defendería.
Tuvimos que irnos de nuestra casa a causa de la violencia de grupos armados, pero me sentí mejor, aquella casita ya no me hacía feliz como en mis tiempos de niña.
Unos cuatro años fuera de ahí hasta que tuvimos que regresar porque el dinero no alcanzaba, ahora, cuarto grado de primaria... Nunca fui de muchos amigos, pero esta vez a las salidas del descanso me encontraba sola y algunas veces vagamente acompañada por una que otra chica que por mí lástima sentía.
Descansos y días más tediosos, comentarios acerca de mí, las chicas populares reclamándome que yo no tenía a nadie y que era mi culpa por ser una persona asquerosa.
Reuniones con las directivas, con las chicas, nada cambió...
Nuevo colegio. Todo parecía funcionar bien por un tiempo, hasta que de nuevo en sexto grado quien era mi mejor amiga tuvo que mudarse, me quedé sola de nuevo por poco tiempo hasta que me integré a personas que de todos mínimamente eran como yo.
Aquí la depresión moderada sacudió entre nosotros, llevándonos a autolecciones y problemas... Todos se enteraron, la burla de la escuela. De alguna forma todos buscaron culpándome a mí de incitar a estos actos, se alejaron y solo uno o dos se quedaron.
Una noche antes de mi cumpleaños número 12, tomé 10 pastillas que me habían recetado para cierto dolor con un poco de soda, en mi inocencia creyendo que eso me haría dormir para la eternidad.
Decepcionada, desperté al día siguiente con reproches de mi familia, lo de siempre.
Luego de un tiempo superé parte de esa tristeza que me condenaba, un año más o menos, hasta que mi mejor amiga (quien había conocido luego de los problemas en sexto) me dio la espalda, pero poco después nos disculpamos.
Octavo grado, siguen los problemas, ahora más en casa, asustada por casi ver a mi familia destruida... Odiaba (odio) cada vez más esta pequeña casa que me atormenta con todo lo que no pudimos conseguir. Falta de dinero, cambios de actitud entre mis padres y el idiota mantenido de mi hermano, con 23 años y ni trabaja...
Finales de diciembre del 2016, le envían una foto a mi madre de mis senos desnudos (foto que había sido tomada por una que fue mi buena amiga en sexto grado mientras me cambiaba de ropa y que me había jurado borrar)... Denuncia.
La Policía va a mi colegio para hablar con las directivas quienes ante el asombro se disponen a tomar cartas en el asunto.
Reuniones, tanto que a pesar de las pruebas que les proporcioné terminaron culpándome a mí como la mentirosa.
Mi madre quien había estado tan pendiente de apoyarme, ahora también cree que fue algo que yo hice y qué puedo hacer...
Todos hacen comentarios y burlas sobre mí, me rebajan en cada sentido que pueden y yo solo desearía asesinarlos a todos...
Quiero morir, pero no sin antes verlos suplicando perdón... Si tan solo tuviera un arma...
Ya que esto es casi irrealizable, solo trato de encontrar la forma de asesinar mi dolor, intentando conseguir sedantes...
Ya no puedo soportarlo, ya no quiero sentir esa tortura al despertar, saber que tengo que ir a ese lugar... Solo quiero dormir todo el tiempo... solo estoy enferma de vivir.