Cuantos mitos hay sobre el suicidio y todos tan poco ciertos. Llevo padeciendo un dolor emocional insoportable desde que tenía muy pocos años, la vida no se ha portado bien conmigo a pesar de llevar unos 20 años luchando contra mi depresión contínua. He intentado todo, y cuando digo todo, significa todo. Empecé por tomar antidepresivos, ansioliticos, visitar a psicólogos, hospitales que hacen tratamiento que a mi criterio es ineficaz, por luchar sola, leer libros de psicología, tratarme a mi misma, volcarme mas en los demas y olvidar mi sufrimiento. Pero finalmente en ésta última etapa, sigo mal. He vuelto a perder todo, mi proyecto vital completo y no porque estuviera deprimida, seguía deprimida pero me enrole en intentar agarrarme a responsabilidades y vivir una vida, estaba luchando sin sentirme bien del todo, pensando en seguir arreglando mi interior sin bajarme de ella. Pero la vida me volvió a expulsar con fuerza, y volvi a perderlo todo, todo un proyecto vital al completo. Algo ha cambiado en mí en éste ultimo envite de la vida. Analizo el sufrimiento emocional, el esfuerzo, lo que uno consigue y no compensa, no me compensa, pero sorprendentemente para mí no lloro, no sufro ya, y yo persona que juzgaba a los suicidas veo el suicidio como algo normal, liberador y que no me produce un sufrimiento de irme sufriendo. Estoy tranquila, porque hice todo lo que podía hacer y pasa el tiempo y muero en vida, tengo muchos intervalos en los que lloro y sigo deprimida, y me he dado cuenta que estoy muerta de una forma casual porque no me importan las cosas. Recuerdo que antes tenía el ímpetu de la juventud, luchaba por fé, porque saldría de ésto, por empeño, porque se supone que tenemos que hacerlo, porque te juzgaban por suicida, porque creía en mi misma o porque pensaba que la vida era algo bonito, o porque simplemente quería ser feliz y creía que lo merecía. Ahora se que no importa lo que uno quiera, importa lo que uno pueda o que haga uno con lo que tiene delante, que interpreta. Curiosamente cuando tienes 36 años ya no piensas igual que cuando tienes 16. Mi experiencia me pesa y la vez me da tranquilidad, certeza, certeza de que no quiero seguir, pero estoy tranquila, no estoy angustiada ya, he comprendido que es inútil luchar contra la vida para estar vivo, si realmente no lo estás y estoy tranquila, por primera vez en años me siento en paz sabiendo que en cualquier momento me suicidaré y que me iré en paz.