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1526 No he llegado a tocar fondo
Porfirio 11/07/16, 08:47

Sucede que tengo 10 años de casado, y me siento como un infeliz. Soy padre de una hija de 7 años que acaba de terminar su primer año de primaria con excelentes notas. Sin embargo el ánimo que me invade es tan abrumadoramente obscuro que ni siquiera he sido capaz de alentarla para que continúe adelante, por el contrario, ella ha sido testigo de múltiples discusiones con su madre, debido a que he perdido el camino. Hace apenas unos 6 meses estaba dispuesto a comenzar mi negocio al lado de mi esposa; pero una mala toma de decisiones me hizo elegir un comienzo incorrecto que solo nos hizo perder tiempo sin que hubiera ingresos que pudieran ser considerados como utilidades.
Tengo que contar otra historia paralela, de la que no me siento muy orgulloso, pero que sucedió. Mi esposa tiene una hermana menor que vive con mi suegro, el cual es viudo, tiene 40 años y es soltera, y desde que yo llegué a esa casa lo fué. Al principio en nuestro matrimonio frecuentamos a la familia de mi esposa, y ya después de casados tuve mayor contacto con esta hermana que le llamaremos Romina. No se cuando me empezó a llamar la atención, pero me acuerdo que en 2008 ella me recogió del trabajo, y yo sentía ya algo por ella. No le dí importancia a estos sentimientos, pero inconscientemente me fuí acercando mas a ella, donde que en ocasiones tuve algunas experiencias extrañas con ella como que me peinara las pestañas con sus dedos, que se me recargara en el hombro, que me tocara los genitales cuando jugaba a hacele cosquillas a toda la familia, que me buscara frecuentemente y en los ultimos dos años buscara contacto físico conmigo como caricias en las manos, en los brazos, que me preguntara acerca de enfermedades y ella me permitía tocar su cuerpo. Por otro lado, siempre la encontraba mirando hacia mí lo que me hizo empezar a pensar en un sentimiento recíproco y finalmente comencé a tener un fuerte sentimiento de enamoramiento hacia ella. Esto lo empezaron a notar tanto mi suegro como mi esposa, comenzamos a platicar más tiempo de lo habitual, lo cual sin decirlo le generó celos a mi esposa. En algún momento platicamos al respecto, y le dije que yo no iba a dejar de hablar con ella, y ella me apoyó diciendo que ella tampoco. En esos momentos yo ya no era dueño de mis sentimientos, estaba perdiendo el control.
Del otro lado, con mi esposa se deterioró más la relación a partir de que por cuestiones económicas, al haber perdido el trabajo, tuvimos que optar por rentar el departamento en donde vivíamos e irnos a vivir con mi padre, un anciano de 87 años que todavía trabaja y se levanta muy temprano, a las 4 de la mañana para preparar su alimento del trabajo. Esto le costó mucho trabajo a mi esposa y todos los días teníamos discusiones, ella deterioraba el concepto que tenía de mi padre, para mí una persona intachable, descubriéndole llamadas secretas, actitudes misóginas, chantajistas, y con afan controlador, además de que ella hizo sentir a mi hija muy incómoda al vivir allí. Mi esposa se quejaba de que no le daba su lugar, de que había sido un error haber ido allí, de que mi padre le hacía groserías, y eso era de todos los días. Desgraciadamente esto se exacerbó por una llamada que escuchó mi esposa sin querer en la que mi padre le hablaba a una mujer acerca de nuestra estancia en su casa (en realidad casa de mi padre y mía porque así lo dejo el testamento de mi madre), diciéndole que le cobrabamos la comida muy cara y que hacíamos porquerías de comer, mencionando que mi esposa no hacía nada durante el día, utilizando malas palabras, por lo que mi esposa se enfureció más y posteriormente lo confrontó, exigiéndome a mí que dejaramos esa casa, pero sin tener ningún lugar a donde ir.
En el negocio que iniciamos, en el que preparabamos alimentos para algunas empresas, siempre tenía discusiones con mi esposa, que terminaban con ella diciéndome que ya no me apoyaría en estos servicios, lo cual, lejos de detenerme, me hacían reaccionar con agresividad.
Es importante mencionar que este tipo de discusiones siempre han sido con mi esposa demasiado agresivas, ella termina diciendome cosas muy hirientes, y yo solo trato de retener la agresión, a lo que ella me llama agresivo-pasivo, y a veces respondo como reflejo de defensa, pero sin intención de agredirla, sino con el afan de que ella controle su ira. A lo largo de estos 10 años he sido golpeado al menos 5 veces por mi esposa, sin devolver la agresión, que ha dejado cicatrices en mis manos y brazos, pero que inconscientemente marcaron mi psique a tal grado de reflejarlo en otro ámbito de nuestra vida; el sexual.
Yo a partir de que tuvimos a mi hija, también empezaron con mas frecuencia las discusiones, a ella le molesta mucho que yo ocupe más tiempo del que ella considera debido con personas cuando hablo, cuando trabajo, cuando lavo mi ropa, entre otras cosas. Confieso que al casarme no sentía una atracción física fuerte hacia mi esposa, pero a ello no le dí importancia porque consideré que lo más importante era nuestra afinidad como amigos y nuestro proyecto de vida juntos. Las discusiones me hicieron alejarme más de mi esposa en el ámbito sexual a tal grado de que yo rehuía de tener contacto físico con ella. Cuando lo tenía la sentía demasiado dominante y eso no me gustaba. Esto le fué generando mayor rencor a ella de tal manera que este tema se volvió una bola de nieve gigantesca después de 8 años posterior al embarazo de ella.
Esto, aunado a la precaria situación económica que nos limitaba cuando yo trabajaba, hizo que yo postergara la idea de tener un segundo hijo con ella, por lo que dejé sola a mi pequeña, cosa que también me lamento cuando veo que no tiene con quien jugar.
Después de la confrontación con mi padre por parte de mi esposa, y de la forma cínica en la que actuó mi papá, no me quedó otra mas que darle la razón a ella, iniciando unas semanas en las que existió de mi parte mucha agresividad hacia mi padre en todo momento en el que coincidiamos en casa. Lo dejé de llevar a su trabajo, le dejamos de hacer de comer (que estoy consciente de que era un abuso, ya que ni siquiera quería darnos para comprar los alimentos a cocinar), y solo convivíamos para discutir mi padre y yo.
Sucedía esto hasta que un día mi esposa quejandose conmigo de todo lo que pasaba (no me acuerdo siquiera lo que decía, ya estaba muy agobiado por todo a mi alrededor), me paré del antecomedor y subí las escaleras hacia el baño, me percaté que mi esposa venía detrás de mí, con la misma actitud agresiva que siempre busca hacerme daño psicológico y me encerré en el baño. Me gritaba detrás de la puerta hasta que decidió empezar a azotar una pequeña silla directamente en la puerta sintiendo como la vieja madera de las puertas, que es una casa de mas de 50 años de exisistir, saltaba y se fracturaba con el coraje que arremetía mi esposa con el afan de desquitarse que yo había cerrado la puerta.
Este hecho lo comento porque algo se quebró en mí. Me hizo recordar que desde que me casé le he sido a mi esposa incondicional, fiel, la apoyo en las labores domésticas a tal grado que yo iba a la casa de mi suegro o mi padre a lavar la ropa, ya que nosotros no teníamos lavadora, no tomo, nunca fumé en casa y desde hace tres años que ya no lo hago, no visito a ningún amigo porque me dediqué por completo a mi familia.
Su actitud y lo que me hizo sentir ese día me volcó mis sentimientos a tal grado que ya no quiero estar con ella, me imagino 40 años más viviendo con ella y sabiendo que haga lo que haga ella nunca estará satisfecha, siempre se le hará poco lo que hago.
El único lugar en donde se me ocurrió irme a cobijar, fué con mi cuñada, dirigido también por un deseo ya establecido de acercarme aún mas con ella. Ella me pregunto si quería a mi esposa, le dije que no, que quería divorciarme de ella. Platiqué varias noches al respecto, contandole de la agresividad de mi esposa y los pormenores de lo que pasaba. Cabe comentar que Romina siempre ha sido muy amable con mi padre, algo que he guardado en mi corazón, y que, junto a otras actitudes de ella, la comenzé además a verla con muchisimas cualidades, y a enamorarme mas de ella; a tal grado que yo la defendía de mi esposa. Un día ella comenzó a defenderme en una discusión acalorada con mi esposa y yo la defendí; lo que provocó la ira de ésta y terminó en jaloneos por parte de mi esposa, Romina, mi suegro y yo. Mi cuñada llamó a la policía para que fueran por ella, como recomendación de mi segunda cuñada, que le llamaremos Laura, que trabaja en asuntos relacionados con la policía. Debo decir que es la segunda vez en la vida de mi esposa que le llaman a la policia para contener su ira, y en su casa, antes de casarme con ella ha habido vidrios rotos, navajazos en los brazos, y agresión muy fuerte.
Lo que me terminó por transtornar fué un evento que no tenía contemplado. Mi cuñada, había estado tomando un curso de artesanías en una escuela muy renombrada en mi ciudad, su curso era el de estampado, y ella había estado mostrandome sus creaciones toda vez que yo iba con cualquier pretexto a buscarla. Ella me comentó que tenía muchos conflictos con su maestro, pero yo le decía que continuara, que le faltaban sólo 4 meses para terminar. Yo escuchaba a mi cuñada jugueteando en la imaginación de tener a su maestro y un segundo maestro que al principio se burlaba de el por ser de estatura baja, diciendo que no les negaría tener un encuentro sexual con ellos dos juntos, mencionado ella que ambos parecían ser homosexuales, pero que una de sus fantasías sexuales era precisamente el tener un encuentro así; esto se lo comentaba a mi esposa, la cual la alentaba de que le hiciera caso al chaparrito. Cabe comentar que a pesar de las fuertes discusiones que han tenido mi esposa y Romina; mi esposa, desde ahora Mireya, ha tenido una demasiado fuerte influencia para mi cuñada, a tal grado que no hace nada Romina si no se lo consulta a Mireya. Inconscientemente mi esposa insistía mucho en este personaje, maestro chaparrito que impartía fotografía; por lo que empezó a hablar más de el, este maestro se acercó, seguramente atraído por ella, y a lo largo de todo el curso estuvo cultivando esta relación hasta que la invitó a tomar unas cervezas.
Era tal grado la confianza que me tenía ya mi cuñada que me platicaba que tenía muchas ganas de saltarse todos los protocolos e ir directamente con el y tener relaciones sexuales. Ella se notaba que contenía sus deseos, argumentando que ya tenía 40 años y sentía que ya necesitaba un encuentro así.
Como les comento, perdí los estribos, sintiendo que la iba a perder, viendola ya muy ilusionada con esta situación, a lo que le aconsejé que no fuera, que era evidente que esta persona era un conquistador, ya que le comentaba que era soltero, de 44 años, que había hecho muchos viajes, que tenía su propio estudio y su departamento propio, haciendo evidentemente labor para que cayera rápido.
Mi esposa apoyó la idea, ya que en una sociedad como la nuestra no está bien visto que la primera salida la hicieran para ir a tomar unos tragos. Yo incrementé las cosas comentando que lo mas probable era que la quería hacer perder la cordura con el alcohol para abusar de ella. Mi suegro, una persona mayor muy conservadora, me dió la razón, prohibiéndole salir con este maestro. Para estos momentos ustedes sabrán que mis verdaderos motivos eran el que ella no se acercara a el para que yo no la perdiera, aún sabiendo que lo que yo pretendía estaba al borde de la enfermedad psiquiatrica.
Ella cometió el error de pedirnos que la acompañaramos para confrontar a este maestro, ya que los jueves llegaba a su taller a platicar con su colega. Yo le insistí a mi esposa que fueramos con Romina para salvarla de las garras de este "psicopata sexual". Llegó el maestro como era su costumbre y Romina se dedicó a evitarlo a toda costa, utilizandome a mí de escudo para no tener que cruzar con el. Estaba yo muy feliz al haber impedido ese acercamiento. El maestro, que le llamaremos Raúl, solo atinó a gritarle que si iban a ir a tomarse las cervezas; no obteniendo respuesta por parte de mi cuñada. Era feliz por haberlo impedido, pero mi intranquilidad regresó al saber que se habían extendido los días del curso, por lo que tendrían dos semanas más para aprovechar en sus conocimientos del taller. Es cuando decidí hacer mi última jugada, la más peligrosa de todas.
Dejé pasar una semana, en la cual ella tuvo contacto con el maestro ese jueves, pero Raúl se comportó muy distante y no habló con ella. Eso lo supimos porque todavía no los contó a Mireya y a mí. Ese viernes, decidí hablarle por teléfono temprano, ya que mi esposa se había ido con una amiga para platicar de ciertos asuntos notariales, y la cité afuera del fraccionamiento de donde vive. Le confesé aún sabiendo las posibilidades nulas de exito que estaba enamorado de ella y la quería, ella soltó a llorar diciéndome que no lo podía creer, y que ella quería mucho a su hermana y a su sobrina, mi hija, lo que me impactó en el corazón, y me impidió decir algo mas que comentarle que siempre me habia gustado, que me parecía muy guapa, me comentó que ella siempre me vió como el hermano mayor que nunca tuvo, que eso le decía a su papá cuando le reclamaba del tiempo que ocupabamos platicando; todo eso me dejó frío, pero ya no podía ocultar mis sentimientos, y la incertidumbre lo unico que habia hecho era incrementar el sentimiento. Ese viernes fue el ultimo dia que la ví 17 de junio. Le intenté apaciguar las lágrimas con palmadas en el dorso de la mano, con lo que me había dicho no me quedaron ganas de intentar abrazarla.
Por su parte, con mi esposa desde la segunda mitad del mes de abril le habia dicho terminantemente que me queria divorciar de ella, y ya lo sabían mi suegro, mi cuñada y mi padre; incluso mi hija, ya que mi esposa no tardó en explicarle a ella que nos ibamos a separar, por el coraje de la decisión que yo había tomado. Las últimas 5 semanas han sido desgastantes ya que mi esposa ha tratado de que yo me aleje de esa decisión, portandose a veces comprensiva, tierna y vulnerable, pero otras agresiva tratando de lastimarme emocionalmente. No digo que es un monstruo pero ya no me siento siquiera tranquilo ante su presencia, empiezo a sentir muchisima angustia. El viernes pasado recibimos las calificaciones de mi hija, excelencias por todos lados, es una muy buena estudiante, pero al verla tan triste en su ceremonia, no quise otra cosa mas que estar siempre a su lado. Se lo comenté a mi esposa y a ella, y mi hija cambió su pequeño rostro, y estuvo más feliz. Hace 1 semana que mi esposa regresó a vivir con mi suegro, resultado de sus intentos por besarme, acariciarme, decirme que me quiere y mi rechazo absoluto, por como me siento frente a todo lo que ha pasado. La verdad no quiero regresar con ella, nadie le ha dicho que yo le declaré mi amor a su hermana, yo mismo se que el decirselo destruiría algo más que mi matrimonio, pero he tenido muchas ganas de que ella sepa por qué ya estoy tan lejos emocionalmente de ella. Mi cabeza aún busca la forma en que regrese a ser yo el padre de familia responsable, ubicado, amoroso, apoyador, pero en mi corazón ya nada se parece a lo que era. Es por esto que tomé la oportunidad de escribir estas líneas, y esperar sus comentarios.
Estoy tan deprimido que voy a tomar un trabajo que no quiero, ya llevo un mes sin presentarme en la casa de mi suegro, mi cumpleaños lo definí como el peor cumpleaños de mi vida, lo cual mi esposa lo tomó como una agresión porque ella puso empeño en festejarme, aunque ese día era la ceremonia de clausura del taller que tomaba mi cuñada, y ella nos declinó la invitación, seguramente por mí. Comentan que mi cuñada está muy enojada, dice que no debió nunca hacernos caso en rechazar a su maestro; yo lo he estado rastreando en las redes sociales y parece ser una buena persona, pero yo todavía tengo este sentimiento que me estorba y no me sirve de nada.
Gracias por leer esta carta.


Comentarios

Sabrina 11/07/16, 18:18
Se que tu situación es dificil pero tienes que seguir adelante. Solía venir a este sitio web a contar mis historias porque sentía que ya no tenía salida, ha pasado el tiempo y aunque la situación no ha cambiado casi nada he aprendido a ser más fuerte y he encontrado personas que me han ayudado a sentirme mejor. No desanimes, piensa en tu hija y lo que es mejor para ti y para ella. Tu esposa ya es mayor y puede cuidarse sola. Piensa el daño que hacen a tu hija esas discusiones. Los divorcios son dolorosos, mis padres son divorciados pero a largo plazo uno lo entiende y agradece. Ánimo, la vida no se acaba y quizás encuentres a alguien más que te trate con respeto e incluso sea buena con tu hija. Y por lo de tu cuñada piensa que talvez sientes amor por ella como respuesta a la situación con tu esposa. Como una respuesta a tu necesidad afectiva

 

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