Me odio a mi misma.
Me odio. No puedo seguir.
Mi padre me ha abandonado, tal vez porque es inevitable odiarme.
Mi madre está enferma, tal vez porque le provoco demasiados dolores de cabeza.
Mi hermano es el único que sigue adelante, no quiero arruinar su felicidad, pero lo extraño.
Todo esto sin contar la muerte de mi abuelo, y más problemas en casa y familia.
Me dijeron que estaba enferma, y que iban a hacerme estudios más profundos.
Los profesores son demasiado exigentes, me humillan en clase y usan palabras ofensivas; las más comunes son: idiota, estúpida adolescente, mediocre.
No tengo apetito, y eso me ayuda a no estar tan cerda.
Tengo numerosos ataques de ansiedad.
Antes, me iba mal en casa y me refugiaba en el colegio, pero ahora, me va mal en casa y en el colegio, ya no sé en donde refugiarme.
Lo que era un mal día se ha convertido en cotidiano.