¿Porqué sigo viva? ¿Qué haces cuando sabes con toda la certeza del mundo que vas a fracasar? ¿Es mejor ignorar el problema o enfrentarse a él incluso sabiendo que te va a destrozar física y mentalmente?



¿Enfrentarme a mis miedos? Eso fue algo que nunca vino conmigo. ¿Porqué no soy fuerte? Mejor dicho, ¿porqué soy tan débil? El mundo no está hecho para los débiles. No está hecho para personas como yo. No está hecho para mí. Si no, ¿porqué al más mínimo problema pienso en suicidarme? ¿Y porqué si lo pienso tanto aún no lo he hecho? ¿Hay algo peor que tener una única salida y ser demasiado cobarde como para tomarla? ¿Y eso en dónde me deja? ¿Dónde quedo yo? Sin valor para suicidarme, y sin agallas para vivir. ¿Dónde quedo? ¿Quién soy? ¿Porqué yo? ¿Porqué no puedo ser normal? ¿Porqué no puedo sentirme normal?



Es como mirar en el borde del universo queriendo encontrar a alguien igual que tu. Percatarte de que no estás sola como tantas veces te repetiste.

-Estoy mejor sola. O al menos, me convencí de que así era.-

Pero es inútil. Nunca nadie podrá entenderlo. Nunca lo hacen. Y eso es tan... desolador.



Trágate el dolor y con suerte te ahogarás en él. Pero, ¿y si ahorca lo suficiente como para que te falte el aire pero no lo bastante como para matarte?



Siento que camino por una cuerda floja. Muriendo por mantener el equilibro. No quiero sentirme mal. No quiero que me asfixien mis pensamientos. Los ignoro, o al menos lo intento. Lo suficiente como para encontrar un poquito de alivio que me ayude a soportar lo insoportable. Como una bocanada de aire fresco en medio de un desierto.



¿Cómo dejar de pensar?



Si la depresión regresa, porque siempre lo hace, sólo le pido una cosa: que venga tan fuerte que no deje nada a su paso. Que si vuelve, termine de darme el golpe de gracia. Que deje de torturarme para luego dejarme con vida. Que acabe conmigo de una vez. Que el sufrimiento sea tan grande que me aplaste de una vez por todas. Que apague de un soplo la llama de que "podría llegar a ser feliz" que siempre deja encendida cuando se va. ¿Esperanza? No. Más bien ensañamiento.



Quería soportar el peso del mundo. Pero solo tengo dos manos.



¿Seguir viviendo de esta manera? ¿Racionando la felicidad en pequeñas dosis por el miedo a que se me acabe? Ni siquiera sé si debería llamarlo felicidad. Imagínate un grifo de baño dañado en medio de la madrugada. Silencio. Gota por gota. Cayendo toda la noche. Cloc. Cloc. ¿Es raro imaginarse así un sentimiento? En comparación, la tristeza y la angustia son como una cascada. Siempre fuerte. Siempre eterna.



Pero prefiero eso a un río completamente seco.



Si hay algo peor que sentir dolor es no sentir nada en absoluto.



¿Debería preocuparme? ¿Debería decírselo a alguien? ¿Con quién podría compartir algo como esto? ¿Alguna vez podría? ¿Compartir qué? ¿Un vacío inexistente? ¿Un sufrimiento irracional? A veces la angustia, el dolor, la soledad, es tan inmensa que es como si me absorbiera. Como si me engullera, me tragara y desapareciera todo lo que soy, dejando únicamente un espacio vacío. Un agujero negro. Una grieta en medio del cielo, invisible, impenetrable, y a la vez imborrable. No puedes ni arreglarla ni hacerla desaparecer. No tiene solución. Nunca la tuvo, porque nunca debió de estar ahí en primer lugar. Fue un error en la creación. Y nunca lo corrigieron.

Así soy yo. Yo soy esa grieta. Y me voy expandiendo, y llegará un punto en el que terminaré por explotar. Un big bang, la muerte de una supernova, tan infinita que el impacto no tendrá sonido de lo destructivo que será.



-Estoy viviendo. Sangrando en silencio.-



Hay veces en las que quisiera desaparecer del mundo. Huir. Desvanecerme.

Y otras, sentir que estoy viva. Buscar desesperadamente algo que me haga saber que aun estoy aquí. Que soy real. Que existo.



¿Cómo es posible que nadie lo vea? ¿Tan invisible soy? Mi nudo en la garganta es tan intenso que es extraño que no me haya roto las cuerdas vocales, que no me haya dejado completamente muda.



Muda.



Sí. Es como gritar en silencio. Desesperadamente tranquilo. Increíblemente agónico. Agridulce. Es un dolor sordo que me arde en el pecho. Y en cada órgano vital. Vivo, pero es como si no respirara. Como si estuviera entumecida. Tanto dolor que me ha dejado inmune a sentir cualquier cosa. Tanto dolor que ya ni duele. Tanto dolor para tan poca edad...



"-Sálvame.

-¿De qué?

-De mi misma."



Y la soledad se burló en mi cara.